viernes, 27 de marzo de 2009

Primer poema de mi primer libro (1997)

A N D A L U C I A

Son ocho caballos bayos
con ocho crespones negros.
Ocho caballos tirando
del carro que los uncieron.

Ocho yeguas alazanas
que llevan a la grupera,
con sus trajes de gitana,
señoritas forasteras.

Ocho jacas de pobreza,
flacos lomos, todo huesos,
agachando la cabeza
mientras pasean a sus dueños.

Ocho caballos de circo
con sus alegres plumeros,
dando vueltas y mas vueltas
para que se rían con ellos.

Ocho potros derramando
su sangre en otros esteros
en los que cuatro asesinos
los toman por extranjeros.

Ocho toreros lidiando
ocho miuras cerreños
que les perforan el alma
con sus afilados cuernos

Ocho negras banderillas
sobre un toro noble y fiero
hechas de paro, pobreza,
emigración, hambre y miedo

Ocho bambas de cristal
por cenicientas perdidas,
que les permiten soñar
en cambiar pronto de vida.

Ocho sueños de verano
motivos de vana alegría,
que se esfuman de las manos
al llegar el nuevo día.

¡Despierta ya, Tierra Mía,!
que dormida no te quiero
despierta y lucha Andalucía
por lo que es tuyo y no te dieron



Quiero que seas sangre pura
de ocho jacos de carrera,
que lleguen con toda holgura
victoriosos a la meta.

Ocho toreros saliendo
de la plaza, triunfantes,
después de cortar orejas
a hombros por la puerta grande.

Ocho toros en el campo
respirando libertad
que no tengan que salir
por la fuerza a torear.

Ocho volcanes preñados,
puro fuego en las entrañas,
que exploten si los explotan
capital y gente extraña.

Así te quiero, Andalucía,
combativa y altanera,
eficaz, culta, bravía,
próspera como la primera.

¡DESPIERTA YA Tierra Mía!,
que dormida no te quiero,
despierta y lucha, Andalucía
por lo que es tuyo y no te dieron.


Agustín Pérez

NOTA.- Este poema, escrito al poco de que nuestra tierra hubiera obtenido la autinomía, sigue vigente en parte en nuestros días. Que si bien es verdad que hemos avanzado, seguimos haciéndolo a menor velocidad, estamos, más que nunca en manos de capital foráneo y la diferencia en la renta per cápita, en la preparación y en la estructuración social sigue siendo deficiente.

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